Justo cuando más lo necesitaba

Justo cuando se le aparecía el, a priori, partido más asequible dentro de un calendario que se le va a empinar con el cambio de año, el Sevilla metió la pata. Apareció un mal de fondo del que ya se vieron muestras tiempo atrás: la incapacidad para cerrar los partidos con el marcador, y no sólo con la pelota. Ante el Valladolid, en la segunda parte el equipo no existió, en palabras de Jesús Navas. Ni siquiera fue capaz de mandar con la pelota, como hizo otras veces que jugó con fuego, con un marcador corto, so pena de que una jugada aislada tumbara el plan. En esa ficticia impresión de tenerlo todo controlado, el Sevilla ha sido más de una vez víctima de las contingencias del fútbol, y el Valladolid, en una jugada a balón parado, se aprovechó de ese gusto por vivir al filo de la navaja y dejó en el limbo dos puntos que debían ir al zurrón de las reservas ante lo que viene.

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