En cuanto al modelo económico, el director general apunta que “aspiramos a crecer en ingresos y en ser más eficientes en el dinero que se destina al primer equipo profesional. Esto no significa gastar menos en el plantel, sino gastar bien. Si se decide destinar dinero a infraestructuras es porque entendemos que eso va a retroalimentar a toda la empresa y va a generar más recursos deportivos en el futuro. Las expectativas del club es que en los próximos años se sigan manteniendo beneficios. La entidad tiene credibilidad y visibilidad para el sector financiero y por tanto es posible conseguir financiación a largo plazo, que era algo que antes no teníamos. Esto nos permite mantener una adecuada inversión en jugadores. En esta entidad el dinero nunca está en el banco. Está siempre en inversiones y en gasto, en plantilla de jugadores. Pero me parecería una locura que todo el dinero estuviera en los futbolistas. Hay un límite de plantilla y se corre el riesgo de que parte de la inversión penalice el futuro de la entidad. De 25 jugadores acaban jugando 16-17 y el resto se devalúa o te puede crear problemas porque no juega. El reto es mantener un alto nivel de plantilla para competir por los máximos resultados y al mismo tiempo dedicar los recursos suficientes para crecer en infraestructuras y en operatividad de la entidad”.