Si sonreír fuese un ejercicio del lejano Oeste, Tomas Vaclik (29 años) se calificaría hombre con el ‘gatillo fácil’, porque su achinado rostro luce siempre la sonrisa de un guerrero en tiempo de relax. El portero checo del Sevilla, líder de esta histriónica Liga, es una de las sensaciones del Campeonato y una de las claves del rocoso equipo que adiestra Pablo Machín. Vaclik es la antítesis de un divo: lee novelas policíacas, juega con su hija en el parquecito infantil y te guiña el ojo mientras come con deleite un bocata de jamón de la sierra de Huelva.
