Un pésimo planteamiento de Unai Emery, obcecado en meter a Carriço de medio centro con cuña, lastró de inicio a fin a un Sevilla que, gracias a dos chispazos de calidad de Banega, logró lo imposible, ponerse por delante, para dejar escapar el botín cuando el entrenador sacó del campo al futbolista que sostuvo al equipo. El portugués es central y no sólo sufre de medio centro, sino que cortocircuita el juego y, aún peor, hace sufrir a sus compañeros de línea. N’Zonzi pudo ser expulsado por ir a demasiados frentes y terminó siendo cambiado. Y Banega tuvo que revestirse del don de la ubicuidad para tirar del carro. Ya sin los dos jugadores que aportan control en el campo, el Sevilla se dejó comer y agradeció el pitido final.
