El fútbol no es una ciencia, ni de lejos. Desde que interviene el azar, cualquier acercamiento con algún prurito científico ya es un error de partida. El factor humano es clave, el endógeno y el exógeno: el árbitro, el rival, el ambiente. También la climatología… hasta aspectos tan prosaicos como la ducha o las taquillas del vestuario visitante. Sin embargo, no está de más buscar causalidades que puedan estar detrás de las casualidades. Y cuando se habla de fatiga hay ecuaciones válidas.
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