A Matías Almeyda le dieron a elegir en el pasado mercado de verano, entre vender a Lukebakio o a Rubén Vargas, que es como si te dicen a quién quieres más a tu padre o a tu madre.
En este caso, el entrenador argentino tuvo que decidirse sí o sí, ya que las necesidades económicas del club eran y son muy palpables. El Pelado se quedó con el suizo, y parece que no se ha equivocado.
Su comienzo de temporada está siendo muy bueno, habiendo marcado ya dos goles y dando cuatro asistencias, además de la influencia brutal que tiene en el juego de los sevillistas.
Con su futuro no hay que descartar nada, y es que los dirigentes nervionenses, son conscientes de que hay que seguir intentando llegar a la regla del 1:1 lo antes posible, por lo que se tienen que seguir vendiendo activos.
Aun así, el extremo es considerado como el futbolista más diferencial de la plantilla, es por eso que cualquier intento en el mercado de enero de llevárselo, conllevaría la exigencia del pago de 30 millones de euros.
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Ese es el precio marcado por el Sevilla ante el interés del Olympique de Marsella en el internacional con Suiza, de hecho estarían dispuestos a poner sobre la mesa 25+5 para llevárselo, como ya avanzamos en este sitio web hace unos días.
