El Olímpico de Roma, un estadio con mucha historia

Una de las posibilidades que ofrece la Europa League es la opción de visitar algunos de los estadios más importantes de mundo. El fútbol no sólo lo protagonizan los jugadores, sino que con el paso del tiempo algunos de los coliseos deportivos repartidos por el territorio se han convertido en verdaderos iconos del deporte rey. Dicha competición europea, tal como está planteada, ayuda a que aficionados de equipos de perfil medio puedan animar a sus equipo fuera de las fronteras nacionales. Con la inclusión de los clubes que caen en la fase de grupos de la Champions League, siempre se generan sorpresas; esto genera que rivales históricos interactúen con equipos de perfil medio o incluso bajo. Eliminatorias como la que enfrentará al modesto LASK Linz y al Manchester United sólo pueden originarse en una competición de estas características, y es bueno para el fútbol.

En el caso del Sevilla, el sorteo no fue tan benévolo, y deberá hacer frente a uno de los equipos más reconocidos y potentes del fútbol italiano: la Roma. Independientemente del partido de ida, que se disputará esta misma semana, es importante destacar el duelo de vuelta que pondrá punto final a la eliminatoria. Se trata de un hecho noticiable ya que hay muchas posibilidades de que este duelo sea cancelado, pospuesto o incluso que se dispute a puerta cerrada. La situación actual que vive el mundo, con un virus a las puertas de la pandemia, ha cambiado el panorama global del entretenimiento masivo. Muchos acontecimientos importantes están sufriendo las consecuencias y como es lógico, el fútbol no queda al margen.

Pero antes de afrontar el partido de vuelta el conjunto andaluz tendrá que hacer frente a sus compromisos domésticos. Este pasado fin de semana tuvo uno altamente exigente. El equipo de Nervión se enfrentó al Atlético de Madrid, y pese a no partir como favorito, sacó un empate muy valioso. El partido era complicado con relación a los intereses andaluces, ya que la web especializada Oddschecker mostraba una cuota favorable de 2 para el Atleti y una de 4,5 para el Sevilla. El equipo andaluz es experto en romper moldes y esquemas, y una semana más lo demostró, dando la sorpresa en el feudo colchonero. El equipo se encuentra en una dinámica dubitativa y este empate seguro que le ayudará a enderezar el rumbo. Este fin de semana también se vivirá un duelo de gala: ante el Betis en casa. Veremos cuál es el resultado final y si supone un triunfo balsámico teniendo en cuenta la importancia inherente de un derbi.

Volviendo a la eliminatoria relativa a la Europa League, hay que volver a remarcar un elemento citado en el inicio: La importancia de los estadios y su relevancia en relación con el deporte. Hoy queremos detallar cuál es el estadio que se encontrará el Sevilla en Roma, un feudo que tiene muchísima historia. El Estadio Olímpico de Roma, como es conocido oficialmente, comenzó a proyectarse en 1927. Pero su nombre original difiere mucho de cómo se ha acabado categorizando el espacio: iba a llamarse Estadio de los Cipreses, un nombre mucho menos imponente que el que ostenta actualmente. La idea principal implicaba crear una red deportiva de varios equipamientos, con el estadio como elemento destacado. La edificación del complejo se inició en 1928, pero no se pudieron finalizar las obras hasta casi diez años más tarde: 1937.

No fue hasta el año 1950 cuando los operarios de las canteras adyacentes que rodean el estadio recibieron el permiso para empezar a edificar lo que sería el actual campo de fútbol. Desde un primer momento, la construcción del estadio fue faraónica, se marcó como punto clave que el recinto deportivo tuviera una capacidad colosal, nada menos que 100.000 personas. De hecho, durante muchos años fue conocido como Stadio dei Centomila, haciendo referencia a la gran capacidad de la que disponía. El feudo futbolístico fue inaugurado en 1953, con un enfrentamiento entre las selecciones nacionales de Italia y de Hungría. El proyecto deportivo ya fue iniciado teniendo en mente las olimpiadas celebradas en el país transalpino en 1960. En el Estadio Olímpico, como su propio nombre indica, tuvieron lugar las ceremonias de apertura y de clausura de los juegos, siendo el espacio indisociable de esta celebración.

En 1990 Italia celebró un Mundial de Fútbol, no hay que destacar el potencial que tenían los equipos italianos en aquella década. Sin duda era uno de los países referenciales con relación al fútbol en todo el panorama internacional. Con motivo de la celebración de la copa de copas el estadio vivió una remodelación integral y absoluta. Se demolió por completo y fue reconstruido utilizando otros elementos constructivos, como el hormigón. Como era un estadio con pista olímpica se intentó acercar las gradas al terreno de juego. Este es un mal del que adolecen muchos estadios que disponen de pista de atletismo, se crea un ambiente apagado a causa de la lejanía de los espectadores con relación la acción de los futbolistas. Con este movimiento se redujo la distancia 9 metros y adquirió la estética que dispone actualmente. También se colocó un techo en el estadio, uno de los elementos definitorios del espacio, destacando el color blanco de su composición.

La capacidad total del estadio fue reducida sustancialmente, una situación que se repite en muchos estadios del mundo que deben adaptarse a los nuevos tiempos. Las normativas de seguridad obligan a cumplir una serie de parámetros que invitan a colocar menos asientos y butacas. Al finalizar las obras y las tareas de remodelación integral, el estadio obtuvo una capacidad total de 72.698 espectadores, lejos de los 100.000 de los que hacía gala y orgullo en una etapa pretérita. Actualmente es el estadio del A.S. Roma y de la S.S. Lazio, equipos que viven una rivalidad acérrima comparable a la de Sevilla y Betis. La Roma ocupa la tribuna norte y la Lazio la sur. También se disputan los partidos más relevantes de la selección futbolística del país, y también tienen lugar diversos partidos de rugby relacionados con el combinado nacional.

Finalmente, destacar el trabajo de sus arquitectos: Carlo Roccatelli y Annibale Vitellozzi. El estadio dispone actualmente de la máxima categoría de la UEFA: 4 estrellas. Si no se puede disfrutar del espectáculo in situ por causas sanitarias, fijaos en su majestuosidad a través de la televisión. El Estadio Olímpico de Roma es uno de los coliseos futbolísticos -nunca mejor dicho- que hay que visitar al menos una vez en la vida.

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