Algo más calmado, tras recibir las muestras de apoyo de sus compañeros, y mientras caminaba con Tremoulinas por el aeropuerto de Basilea, Nzonzi trataba de explicar a todo el que se le acercara la extraña situación que le está tocando vivir desde que firmó por el Sevilla. También Kolo, muy cerca, le tendía la mano. Fue la imagen de la desesperación.
