El amor propio y algo más

No debe ser agradable la situación que está viviendo Unai Emery. Mientras él viajaba ayer a Vallecas, José Castro permanecía en Sevilla después de que Joaquín Caparrós reconociese la noche del viernes públicamente que viajaría a Utrera tras el partido del Levante en Valladolid, pero para «visitar a la familia». Un AVE en dirección hacia Madrid y otro en dirección hacia Sevilla han propiciado que el runrún previsible en los oídos de cualquier entrenador cuestionado se haya convertido en el caso del guipuzcoano en un zumbido difícil de soportar, por mucho que el presidente del Sevilla lo tranquilizara en el viaje de vuelta desde Maribor.

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