Francisco López Alfaro, es una de las leyendas del Sevilla Fútbol Club, un centrocampista con un trato de balón impresionante, y que seguramente los más veteranos nunca lo olviden.
Dorsal de Leyenda de la entidad, y uno de los futbolistas con más calidad de la historia del club, según los propios sevillistas.
Jugó un total de 302 minutos con el primer equipo, marcando 28 goles. Después estuvo 7 temporadas en el Espanyol, el próximo rival del Sevilla.
Cuando se retiró como jugador profesional, volvió al Sevilla en 2010, y dirigió al juvenil de División de honor y estuvo varias temporadas trabajando en la cantera.
En 2024, subió a la dirección deportiva del primer equipo para trabajar en el grupo a las órdenes de Víctor Orta. Pero en el pasado mes de junio, la entidad lo despidió, dentro del plan de reestructuración económica.
Francisco se muestra molesto por las formas, pero confiesa que no puso ningún tipo de problema, y que en parte entiende que la entidad está en una situación económica difícil y que tiene que tomar decisiones:
«En mi primera etapa como futbolista también me llegaron, sin saberlo, y me dijeron ‘oye, que te tienes que ir’. Me tuve que ir, no había más remedio que marcharse, si no, no iba a jugar ni a entrenar. Era una cuestión que te puede ocurrir como futbolista».
«En esta ocasión, ha sido una cosa similar; o sea, tanto conmigo como con otros compañeros en el club. Bueno, a algunos no se lo comentaron. Lo que se nos dijo es que había un problema económico importante y tenía que producirse la salida de muchos trabajadores. Imagino que buscaron a los de mayor edad para acordar su salida. A mí me quedan dos años para jubilarme… como una especie de acuerdo de prejubilación».
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«Lo que pasa es que en la vida y en el fútbol sobre todo suele darse una máxima con este asunto: lo malo no es que se te vayan los buenos, sino que se te quedan los que no son tan buenos. Y ahí es donde viene el tema, ¿no? Ya te digo, estoy molesto, un poquito molesto, está claro. Pero bueno, en un momento determinado, la situación estaba como estaba y, mira, había que hacerlo y ya está, sin ningún problema».
