No sabía como actuar, que hacer, a quien abrazar o que gritar, todo era nuevo, muy deseado, muy soñado, pero nuevo.
Muchísimos años soñando con lo que acababa de conseguir y no era capaz de poner en práctica todo lo que tenía preparado para cuando llegara ese momento, también es verdad que aunque lo deseaba con todas mis fuerzas rozaba ya la convicción de que jamás lo conseguiría, pero llegó, la final Europea llegó y tras esos 120 minutos jugados y ganados en Nervión, la gloria estaba a la vuelta de la esquina, a 15 días vista.