A pesar de que el Sevilla FC se está jugando la vida deportiva en estos últimos cinco partidos de campeonato que quedan, donde la permanencia no está asegurada, se trabaja en el proyecto 25/26, con la confianza de que no habrá problemas para mantener la categoría.
La primera y principal decisión será elegir al futuro técnico, con la esperanza de que dure al menos algo más de tiempo, que los siete que han pasado por el banquillo sevillista en los últimos dos años y medio.
Los primeros nombres en sonar son los de José Bordalás y Míchel Sánchez, que tienen conceptos futbolísticos completamente dispares, atendiendo a los diferentes deseos del Consejo frente al del Director Deportivo.
Si en la elección de Caparrós hubo sus diferencias, ya que Orta quería un perfil distinto al utrerano, en la elección del próximo entrenador también volverán a chocar.
El mánager madrileño prefiere el fútbol de control y posesión que practica el equipo del Girona, mientras que en el club lo ven como «otro García Pimienta».
Como en el caso de Caparrós, parece que su opinión no será tomada en cuenta y ya se negocia indirectamente con Bordalás, que sería más un estilo Caparrós, con un equipo con personalidad, competitividad, carácter y exigencia, tanto al equipo y el propio club.
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Además está el aspecto económico, con el técnico del Getafe llegando gratis y con buena predisposición a coger la nave sevillista, mientras que con Michel habría que abonar una cláusula de rescisión de 2 millones de euros, algo que en el Sevilla no están muy por la labor.
