El expresidente quiso acudir a acto de su amigo Pablo y se le pidió o instó a que no lo hiciese. Ni él ni sus hijos, trabajadores del club hasta hace bien poco y que le guardan un gran cariño al homenajeado. Ese imán que tiene Del Nido para atraer la atención de las cámaras no puede servir de argumento para negarle la entrada. Hay algo más. Es evidente. Y esto sólo viene a escenificar que la relación entre el presidente actual y el anterior es nula. O más bien mala. Desastrosa.
