Dabbur y la línea entre la ilusión o el deseo y la guasa o sorna

Me gustaría pensar que la ovación que recibió anoche Munas Dabbur en el estadio Sánchez-Pizjuán tenía un solo motivo: ver en acción a un futbolista del que se espera mucho y que, por los motivos que sean, no está teniendo las oportunidades que ¿se merece? La línea entre la ilusión o el deseo y la guasa o sorna a veces es muy fina. Incluso se podría decir que imperceptible. A las ganas de ver al israelí se le unía esa sensación de que, para bien o para mal, este delantero estará marcado en su trayectoria en Nervión por el apoyo de la grada para castigar a un entrenador que sigue sin gustarle del todo. Que se le espera. Y se ha escogido al castigado Dabbur para darle en la nariz a Lopetegui.

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