Con el hambre de querer más y más

147 días después, la ciudad alemana de Duisburgo acogerá un choque a puerta cerrada que los sevillistas afrontan con toda la ilusión y la ambición del mundo. Ni siquiera el éxito liguero de haber alcanzado la clasificación para la Champions, vía el cuarto puesto, reduce una sola unidad el hambre de gloria de los blancos. Como tampoco lo hace que la semana anterior fuera muy atípica en lo referente a los entrenamientos tras conocerse el positivo de Gudelj en los test para detectar el Covid-19. El Sevilla no quiere ningún tipo de excusas previas. No hay ni un solo elemento de esta ambiciosa plantilla, desde el entrenador hasta el último de sus futbolistas, pasando por el gran hacedor de todo, Monchi, que se haya referido a las dificultades. Al contrario, casi todos los mensajes en una semana con ronda de entrevistas concedidas por el club a los diferentes medios van en esa línea. Los futbolistas pregonan que han trabajado como auténticas bestias para llegar en las mejores condiciones a este 6 de agosto en Duisburgo.

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