Cicinho, el último ejemplo del triunfo de las segundas opciones

En el mundo del fútbol no es fácil gestionar las altas y bajas de una plantilla. Los fichajes que, a priori, deben servir para elevar la calidad de un equipo muchas veces no surten el efecto deseado y suponen un gasto de tiempo y dinero que obliga a redoblar esfuerzos en mercados de fichajes posteriores.

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