Caparrós le echa su pegamento

Gracias a un penalti que Ben Yedder ajustó con maestría al lateral de la red, el Sevilla se trae de Cornellà una victoria que es oro molido. Y por muchas cosas. Primero, porque los tres puntos lo refuerzan en su objetivo de acabar con esa preciadísima cuarta plaza que da la Champions; segundo, porque corta una ominosa racha de casi seis meses sin ganar un partido de Liga a domicilio y cercena esa inseguridad mental que ya se había empadronado en el vestuario sevillista, y tercero, porque después del fracaso europeo y el cambio de ciclo, era perentoria una victoria para sofocar tanto ánimo soliviantado y acabar con el aire viciado. El parón de dos semanas por el calendario de las selecciones amenazaba con recrudecer los malos rollos y, con el 0-1, ese paréntesis vendrá hasta bien por Nervión para echarla al suelo, recuperar la buena onda y mirar hacia delante. Hacia los diez partidos que tiene el equipo por delante para intentar dispararse hasta las estrellas.

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