A diferencia de otros entrenadores que ha tenido el Sevilla en los últimos tiempos, Machín ha demostrado ya sobradamente que no le duelen prendas al cambiar sus ideas iniciales, y así lo hizo en Mendizorroza. Por ejemplo, Unai Emery tenía la etiqueta de inmovilista –el clásico Coke por Mariano- y otro como Vincenzo Montella directamente ni solía agotarlos. El Sevilla estaba haciendo un partido mediocre ante el Alavés en tierras vascas, especialmente lastrado por una mala actuación de Roque Mesa, que además rondaba la segunda amarilla. Así, el canario se quedó en el descanso en el banquillo y entró Amadou, y el equipo comenzó a mejorar con el ex del Lille en el campo.