El Sevilla de casa, el que juega en Nervión, sí que carbura. De hecho, es el cuarto mejor de la Liga al abrigo de su público. Con Emery juega con soltura, con alegría. Y con tanto apetito, que persigue la pelota con denuedo a pesar de que el marcador refleje un 4-0 a favor, como sucedió ayer. Tan a gusto estaba el equipo de blanco sobre la hierba mojada -no encharcada, porque el drenaje jugó también ayer a favor del Sevilla- que no levantó el pie para seguir divirtiéndose.