Evidentemente la derrota del Sevilla frente al Mallorca fue un palo brutal, no solo para los aficionados que acudieron al estadio, sino también para el cuerpo técnico y el vestuario.
Después de la gran victoria ante el futbol Club Barcelona, todo eran halagos hacia la plantilla, también merecidos para Matías Almeyda, pero como ya dijo en la rueda de prensa posterior al choque, ni antes eran tan buenos, ni ahora son tan malos.
Una de las principales obsesiones del técnico argentino, es que el grupo esté unido y que todos trabajen en la misma dirección.
Con una plantilla tan limitada, es fundamental que la relación entre todos los miembros del plantel sea muy buena y se apoye unos a otros, no solo dentro del campo sino también fuera.
Durante el parón internacional los jugadores, staff e incluso dirigentes, estuvieron en una jornada de convivencia en la Yeguada de la Escalera. Conocieron una de las yeguadas más importantes de España.
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Este tipo de encuentros, son habituales dentro de la idea del Pelado, como ya ocurrió con ese famoso asado en las instalaciones de la Ciudad Deportiva.
El míster cree firmemente en estas terapias para aumentar la moral de la tropa, fundamentalmente cuando vengan mal dadas.
