Seguramente los aficionados sevillistas cuando acudían este sábado 1al estadio Ramón Sánchez-Pizjuán no pensaban que el Mallorca, colista de la clasificación, podía ganar a un equipo que venía de vapulear al Fútbol Club Barcelona.
Pero el fútbol es así, cuando no muestras la misma motivación ni la misma intensidad, cualquier rival te puede hacer un roto, y es lo que ocurrió con los bermellones, que en pocos minutos pasaron del 1-0 a 1-3.
Es evidente que ha habido una mejorada general en las sensaciones respecto a la pasada temporada. Matías Almeyda ha conseguido recuperar a jugadores que estaban defenestrados, y ha obtenido resultados meritorios como esa victoria ante el Barça.
Pero con los números en la mano, y tras finalizar el primer cuarto de la Liga, en cuanto a la puntuación, es muy similar a la que consiguió García Pimienta, de hecho solo tiene un punto más que aquel equipo a estas alturas de Liga.
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Sin embargo, es cierto que hay una ilusión mayor, porque se ve a un entrenador con las ideas más claras y un equipo más reconocible.
Hay que tener los pies en el suelo y ser conscientes de que el Sevilla viene de pelear por no bajar en las dos últimas temporadas y ahora mismo está a 7 puntos del descenso.