Los acontecimientos se suceden en cascada en este Sevilla de la hora. Hace una semana, el ánimo lucía a media asta por el duro sorteo de los cuartos de la Copa del Rey. El gran jerarca de la cosa, y encima con la vuelta en su lujoso y blindado castillo. Hoy, todo es bien distinto. Y han pasado sólo siete días. El aluvión de sensaciones es tal que el lamentable papel que volvieron a recitar los sevillistas en el Santiago Bernabéu una temporada más se ha visto solapado, felizmente para los protagonistas, por esa ida copera del pasado miércoles.
