Si Guido Pizarro y N’Zonzi pretenden desempeñar un papel similar en el campo, al final falta una pieza en la medular que, en el escalonamiento, se acerque más a las piezas ofensivas. Poco a poco la pareja se va ajustando, va aclarando sus roles, y ayer todo sonó mucho más fino en la sala de máquinas. El cuarto de hora final fue otra historia. Y bien temblorosa.
