No se le da bien Moscú al Sevilla. San Petersburgo es otra cosa, pero la capital de todas las Rusias tiene algo que desentraña las pesadillas olvidadas. Salvo aquel triunfo sobre el Lokomotiv, con gol de cabeza de Jordi López sobre el barro helado que encauzó la primera Copa de la UEFA en 2006, las otras visitas fueron frustrantes, o acabaron siéndolo. El Torpedo ganó por 3-1 en octubre de 1990 y el CSKA empató tras ir perdiendo para ennegrecer el futuro en la segunda participación en la Liga de Campeones, en febrero de 2010. Ahora también se le ensucia el horizonte a un Sevilla que recibió la derrota europea más dura del siglo XXI.
