Un balón largo de Lenglet a la espalda de la defensa adelantada del Girona que aprovecha Correa con calidad y con una gran galopada en un partido atascado de más dominio del rival. Ésa es la nueva seña de identidad de un Sevilla que con Montella ha renunciado descaradamente al modelo que la dirección deportiva quería seguir con la apuesta por la posesión -más estática que otra cosa- que propugnaban Berizzo y Sampaoli. Óscar Arias llegó a criticar públicamente el modelo de Emery y en todas las entrevistas que concedió cuando sucedió a Monchi expuso «el giro» que la entidad quiso darle al estilo para hacerlo más atractivo.