Vitolo como agua de mayo

Unai Emery pasa la mirada por la ubicación de los suyos en el interior del vestuario y debe detenerse en el rincón en el que se sienta Vitolo. Ahora mismo el canario puede decirse que es la luz para un entrenador que ha recurrido durante dos partidos consecutivos a la velocidad de Gameiro y ha cruzado los dedos en Turín para que las lagunas tácticas y físicas de Konoplyanka no se comieran lo que puede aportar (poco todavía) en el frente de ataque, donde se le necesita en realidad. Vitolo, después de unos 20 días renqueando con unas molestias musculares, debe dar el paso para volver a un once que pide a gritos su presencia.

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