Ha acostumbrado tan bien el Sevilla FC a su afición que lo de esta semana se le ha hecho incluso extraño a sus aficionados. Acostumbrados a reinar en Europa, a no perder una eliminatoria en tres campañas consecutivas, lo vivido esta semana tras el varapalo sufrido en Leicester ha dejado un halo de pesimismo. Sí, el equipo de Sampaoli era favorito, y tuvo el pase en la mano, pero no estará entre los ocho mejores del continente y la competición invita a esta fiera competitiva a lamerse las heridas lo menos posible y centrarse nuevamente en otro cara a cara con otro fiero león de la selva: el Atlético de Madrid de Diego Pablo Simeone. Todo para lograr un resultado que empiece a garantizar la presencia de los sevillistas entre los más grandes del continente una temporada más, para que así, se presente de aquí a un año una nueva oportunidad de intentar colarse entre los más grandes del Viejo Continente.
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