Verano en Sevilla. Sol y calor. Huida masiva a las playas cercanas de Huelva y Cádiz. Época de fichajes. Para la dirección deportiva –o dirección de fútbol, que se llama ahora-, el periodo estival es un examen de selectividad. Tras un tiempo trabajando, ha llegado la hora de tomar decisiones, de ejecutar los conocimientos adquiridos meses atrás. La pasada temporada, Óscar Arias se limitó a acometer incorporaciones con poco riesgo. Banega o Jesús Navas son ejemplos de nombres que rondaban la cabeza de todos. Junto a ellos, renovaciones de hombres de siempre como Pareja o Carriço. Sin embargo, la poca dosis de ingenio resultó jugar en contra del sucesor de Monchi. Kjaer, Pizarro, Nolito o Muriel fueron fuertes inversiones que han estado lejos de la versión esperada. En enero, una vez más, tiró de agenda para recuperar nombres como Roque Mesa o Sandro. La única muestra de creatividad fue la de buscar a Vincenzo Montella como alternativa a Berizzo. De nuevo, el riesgo venció a la lógica.
