Se juega la esencia del proyecto

Una final en marzo. En este club acostumbrado a la exigencia es algo común cada temporada. Estos meses que llegan son en los que se están definiendo las posiciones en la Liga, cuando llegan los duelos fuertes en los torneos de eliminatorias… y el Sevilla está habituado a escuchar el calificativo de “una final” para muchos de sus partidos a estas alturas del calendario. Pero la diferencia es que esta final es distinta.Tiene un tinte negativo, incluso el que puede marcar el punto de no retorno en la decepcionante trayectoria del equipo nervionense en los últimos meses. Porque una final en una crisis de las proporciones de ésta en la que se ha metido el Sevilla de Pablo Machín tiene una carga de negatividad que, llegados a este punto, puede desencadenar cualquier cosa.

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