Quien compre el Sevilla, comprará un marrón

La Junta fue muy dura para Castro. Castro siente que no está haciendo nada malo y seguramente tenga razón. Pero lo quiere todo: cobrar un sueldo, vender el club, que su decisión logre el consenso, seguir en el cargo cuando llegue el americano… Todo, ojo, sin decir la verdad y tratándose de escapar por la gatera. Le dijeron de todo. A él y a sus compañeros de viaje: especuladores, miserables, indignos, traidores… Algunos sevillistas se retiraron enfurecidos de la sala prometiendo guerra en la calle, guerra en la grada. Muy fuerte. Aunque Del Nido esté en el ajo, quien compre el Sevilla, comprará un marrón.

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