No es Messi, es incapacidad propia

Tristísima despedida del Sevilla de la Copa del Rey 2018-19. El equipo de Pablo Machín fue una marioneta en manos del Barcelona y no tuvo la capacidad para defender ese dos a cero del Ramón Sánchez-Pizjuán que le había proporcionado el derecho a soñar al menos con meterse otra vez en las semifinales. Pero lo que no puede ser, no puede ser y, además, es imposible. Los sevillistas ni siquiera necesitaron que Messi los empujara hacia el abismo, ellos mismos se bastaron y se sobraron para despeñarse solos.

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