Salió el personal muy enfadado de Getafe por la actuación del árbitro del partido: Mateu Lahoz. El árbitro señaló dos penaltis tras consejo del VAR de revisar las jugadas que son perfectamente pitables. Otro debate sería ya juzgar si el criterio usado sería el mismo si el equipo al que tuviera que señalárselos fuera alguno de los más potentes del fútbol patrio. Pero ese debate es más antiguo que la imprenta. Lo que no fue problema de Mateu ni del VAR es que dos jugadores salten con los brazos muy separados de sus cuerpos (Escudero y Franco Vázquez los sitúan muy arriba), sirviéndole en bandeja al colegiado valenciano y sus ayudantes poder sancionar la acción. Tampoco lo fue que el Sevilla sacara un once ciertamente de más brega que de vertiente ofensiva ante un rival con la defensa en cuadro. Ni que Kjaer siga evidenciando que su participación es más peligrosa que jugar con fuego.
