Sin los focos de otros encuentros, sin las comodidades de otros estadios, sin los nombres rimbombantes de otros equipos, el Sevilla visita esta noche Anduva con muchas obligaciones y con la certeza de que el éxito sólo se lo garantiza el trabajo, el esfuerzo; dicho de otro modo, correr más y mejor que el rival. No valen desconcentraciones. Ni relajaciones. El Mirandés, rival menor (así lo dice la categoría, segunda, y su clasificación, décimo), ya eliminó al Celta la pasada semana y llega dispuesto a hacer la machada de nuevo. Mucho cuidado, Sevilla. Cuestión de actitud, de visualizar previamente al encuentro el goteo constante de balones en largo que le ha pedido el entrenador del cuadro burgalés, Iraola, a sus jugadores. Cuestión, también, de ser prácticos, de mover el balón con rapidez y de encontrar los huecos arriba; cuestión de querer seguir siendo grandes.
