Los silbidos del Sánchez-Pizjuán al último cambio de Julen Lopetegui, entrenador del Sevilla, fueron generalizados. El público no llegaba a entender cómo su entrenador prefería colgarse del larguero a buscar, o al menos intimidar, con la sentencia. La victoria final alivia cualquier sensación de nerviosismo o angustia. Sin embargo, el plan del Sevilla como visitante no se le va a soportar como local. Ganar siempre es lo primero, pero jugar un partido como ante el Leganés delante de tu público es contraproducente. Los críticos a Lopetegui tienen donde agarrarse.
