Media ración cortita de épica

González Fuertes no quería teatro ni histrionismo… pero de pronto se encontró en un manicomio cuando el Sevilla reaccionó con ese espíritu rebelde que lo hizo empatar, llevado por una grada tan entregada en cuestionar a Montella y su inmovilismo, y al árbitro, claro, como en llevar en volandas a su equipo cuando fue de verdad por el partido. El sevillismo mantiene su fe en ese Sevilla levantisco para acabar con el totalitarismo azulgrana en la Copa del Rey. Ellos, tan republicanos. El pescao frito previo al alumbrao dio para debatir sobre todo ello: Montella y su agotado sistema, González Fuertes y su pésimo arbitraje y el espíritu de rebeldía de un Sevilla que mantiene las esperanzas en tumbar al coloso Barcelona en la final de la Copa. Llene usted la copa y sirva media ración de épica.

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