Mateu Lahoz comenzó a levantar la mano de manera mecánica una y otra vez para sacar amarillas a los jugadores de Caparrós. El protagonismo era cosa del valenciano. Ni siquiera Jorge Molina, el primero del partido en tirar a portería, ni el Mudo Vázquez, el primero en disparar a portería con mucho peligro (el balón se fue al larguero), tuvieron su sitio en el Coliseum Alfonso Pérez. Mateu Lahoz y todo lo demás. El árbitro puso el amarillo de moda y reventó a tarjetas al Sevilla (de manera clara a jugadores como Banega o Amadou por duras entradas, pero sorprendentes a Mercado y Escudero). En sólo doce minutos, del 34 al 46, el duelo se volvió loco con dos penaltis muy discutidos y que ni siquiera el VAR, con Martínez Munuera al cargo, en el caso del segundo, se atrevió a dictaminar. «Míralo tú, Mateu», le debieron decir. Penalti y penalti. Mateu no dudó. Gol de Mata y gol de Jorge Molina, con la expulsión también en el tiempo de descuento de Escudero al ver la segunda amarilla.
