Leicester. 22.00 (hora local). Las gradas del King Power Stadium apenas cuentan con aficionados locales. Se les oye cantar y festejar mientras abandonan el recinto deportivo. En la grada que ocupan los sevillistas, la desazón. Caras largas y alguna lágrima. De repente, aparece por la bocana de vestuarios el director general deportivo del Sevilla. Se coloca casi donde ha vivido el partido Jorge Sampaoli. Y mira al infinito. Recorre las gradas con la mirada como si la película del encuentro volviese a su mente. Fija la mirada en los sevillistas. En los guardianes de Nervión, como a él les gusta llamarlos. Está hundido.
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