Aún con el resquemor del sevillismo por lo sucedido en el Santiago Bernabéu y con la clara sensación de que el VAR (para bien o para mal para el cuadro nervionense) seguirá dando más capítulos luctuosos, llega la Copa del Rey al Sánchez-Pizjuán. Cómo bálsamo o como veneno. Dicen algunos expertos en Psicología que saber desconectar y pensar en otra cosa muchas veces es el camino para crecer. Al Sevilla le viene ni que pintado. Porque todo lo que sea seguir reflexionando en lo que sucedió en el Bernabéu no le traerá nada bueno. Ya está; se acabó el descontrol de Martínez Munuera, y llega un encuentro con todos los tintes para calificarlo como una final. Sólo vale ganar.
