Informe técnico: Sólo con dulzura es imposible

El Sevilla sufrió una de esas derrotas que dignifican. Al menos eso dice la opinión pública. Los aficionados del Barcelona abandonarían el Camp Nou aliviados por la victoria, y al mismo tiempo comentando con las llaves del coche en la mano que el equipo de Pablo Machín juega con gusto. Sí, pero p’allá. Vamos, justo lo contrario que defiende, y muchas veces consigue, el Atlético de Simeone: ser un equipo antipático, que despierta todo tipo de exabruptos por parte del rival, pero que se lleva los puntos sin la sensación de haber jugado mejor. ¿Y jugó bien el Sevilla ante el campeón? No. Fue valiente, atacó con cierta profundidad, forzó a Ter Stegen a hacer cuatro paradones… pero transmitió fragilidad en sus movimientos defensivos y una dolorosa ineficacia arriba. Justo los dos pecados mortales ante un grande. Lo normal era caer, como cayó, pero este Barça tiene dudas y la salida del campo de Messi, con 2-0 en el minuto 16, las avivó. Pero fue todo tan dulce en el Sevilla…

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