Espaldarazo al proyecto de Monchi y Lopetegui

Un derbi tiene una carga de trascendencia que puede ir de lo positivo a lo grave. Quizá por ello Julen Lopetegui celebró el final del partido casi como un hincha, dando saltos y abrazándose a sus ayudantes, a Banega, a todo el que pasara por allí. La euforia, justificada desde la evasión espontánea tras tanta tensión, también tenía en este caso el fundamento de las dudas alrededor de la capacidad del guipuzcoano, que entró con muy mal pie por lo del Mundial y no termina de convencer a más de uno por su perseverancia en algunas decisiones tácticas, por ejemplo, la titularidad en el derbi de De Jong. Pero Lopetegui ganó y lo hizo con el gol del hombre por el que apostó en contra de un sector de la opinión pública sevillista, con el tosco holandés de 9, sin Munir, trigoleador en Europa, siquiera convocado, con Chicharito y Dabbur en el banquillo.

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