‘Dolor’ por Roberto Arrocha

Nunca, o al menos hasta que pase mucho y la situación cambie con un Sevilla con bastante más capacidad económica, se le podrá exigir al equipo que logre la clasificación para los cuartos de final de la Liga de Campeones. Decir lo contrario es faltar a una realidad objetiva: caer eliminado en los octavos no puede considerarse un fracaso para un club que no supera en materia presupuestaria a una cantidad más que importante de entidades que suelen jugar asiduamente la máxima competición continental. El dolor viene por otro lado. Y es mucho más cruel.

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