De cómo tumbar un muro

A cara o cruz, el todo o nada inherente a las eliminatorias, pero con la presión de un contexto demasiado complejo, el Sevilla debe ganar, o empatar por más de dos goles en Praga. Es la consecuencia de un resultado inesperado en el partido de ida del jueves pasado, en un choque en el que el equipo de Pablo Machín mereció tener ventaja y bastante superior, al margen de que concediera demasiados espacios en la primera parte. El propio entrenador puso como ejemplo el partido al compararlo con la goleada sobre la Real Sociedad. «Hemos realizado 21 tiros y hemos marcado cinco goles, y el otro día con 18 tiros sólo hicimos dos goles», argumentó. O sea, que el acierto será trascendental. Más aún teniendo en cuenta que el Slavia de Praga ha hecho esta temporada del Eden Arena un auténtico fortín. Bien es cierto que no se puede comparar la Fortuna Liga con LaLiga, más allá de compartir el nombre principal. Pero es que en Europa tampoco ha sido fácil para ninguno de los visitantes que ha recibido el Slavia en su pequeño feudo, algunos del pedigrí del Girondins, el Zenit o el Dinamo de Kiev.

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