Hoy en Roma sólo hay cabida para el Sevilla valiente, el de las grandes citas en su competición fetiche. No importan las dudas que haya generado el equipo en los últimos partidos. Ni la solera del escenario o el indudable potencial del rival. En la Ciudad Eterna comparece el dominador histórico de la Liga Europa, el pentacampeón… el Sevilla. Sólo ese cartel debería bastar para extramotivar a la tropa de Machín e inyectar el nervio suficiente a una plantilla que tiene en este torneo su gran (y única) opción de pelear por un título esta temporada. Cosechar hoy un resultado positivo ante la Lazio de Simone Inzaghi en su feudo se antoja fundamental en la entidad de Nervión. Por muchos motivos, pero sobre todo para evitar colocar la etiqueta de epopeya al choque de vuelta de la semana que viene en el Sánchez-Pizjuán.
